México incursionará en la producción de bioturbosina
MÉXICO.- Con un presupuesto de 380 millones de pesos para cuatro años, nueve instituciones nacionales y dos extranjeras trabajan para constituir el primer clúster de bioturbosina mexicano, el cual buscará contribuir al desarrollo de la industria de los biocombustibles de aviación en el país.
El responsable técnico del proyecto del instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICYT), David Ríos Jara, explicó que se trata de un combustible que podría contribuir a reducir las emisiones de CO2, informó la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en un comunicado.
Esto se debe a que dicho combustible proviene de materia orgánica de origen vegetal o animal y el proceso de producción es sustentable, agregó el también miembro de la AMC, quien colabora como especialista en física de materiales.
Explicó que cada seis meses el clúster es evaluado por la Secretaría de Energía, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y expertos en el área para asegurar que las metas establecidas se van cumpliendo y así seguir ministrando el recurso económico.
Ríos Jara comentó que, en estos primeros años, el equipo se ha enfocado en encontrar la biomasa más conveniente, la económicamente más factible y lo que ha hallado es que en el país existen oleaginosas como la jatropha y la higuerilla (de donde se obtiene el aceite de ricino), que no compiten con alimentos.
Dichas plantas pueden sembrarse en zonas áridas o semi-áridas; así como la salicornia, una halófita que crece en ambientes salinos, como las costas marinas, en donde muy pocas plantas pueden sobrevivir; sin olvidar que también han considerado microalgas.
Estas investigaciones se encuentran a cargo del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) en La Paz, Baja California Sur; del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) en Culiacán, Sinaloa; y del propio IPICYT, en San Luís Potosí.
Por su parte, los investigadores del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica (Cideteq), en Querétaro, también han considerado como biomasas las grasas animales (procedentes de rastros municipales) o incluso aceites usados, como materia prima para la generación de bioturbosina.
Para la transformación de la biomasa el clúster cuenta con la participación del Instituto Mexicano del Petróleo, del Centro de Investigación en Química aplicada (CIQA) en Saltillo, Coahuila y del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ).
Asimismo, del Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías Competitivas (CIATEC) en León, Guanajuato; y del Centro de investigación Científica de Yucatán (CICY) en Mérida, Yucatán.
Ríos Jara explicó que en un trabajo conjunto ya se han elegido y se encuentran en desarrollo dos tecnologías de transformación, una de las cuales tiene que ver con el aprovechamiento de residuos lignocelulósicos, para aprovechar todo el bagazo de las plantas para obtener azúcares, posteriormente alcoholes y finalmente bioturbosina.
La otra opción que están considerando es un proceso que parte de aceites que se extraen de oleaginosas como jatropha, higuerilla, salicornia y otras semillas, de la que se busca obtener aceite y luego transformarlo en bioturbosina.
El investigador explicó que para producir bioturbosina de uso comercial se necesita pasar por un proceso de certificación internacional.
En la actualidad existen cinco rutas de transformación certificadas, de las cuales el clúster mexicano decidió adoptar dos de ellas, aunque hay muchas más en espera.